Accesbilidad y funcionalidad para personas mayores, Importancia de la Arquitectura geriátrica
La arquitectura geriátrica centra su objetivo en contribuir a mejorar la calidad de vida de los adultos mayores. Para ello propone dos principios básicos: Accesibilidad y Funcionalidad.
Accesibilidad
La accesibilidad es la característica que presenta el entorno para permitir su utilización por personas con capacidades diferentes.
A continuación se plantean algunos aspectos respecto de las necesidades de las personas mayores en materia de accesibilidad, que permiten establecer un conjunto de parámetros de referencia para el diseño de los edificios accesibles.
Con la accesibilidad del entorno debe buscarse:
- Autovalidez: que la persona, en el marco de sus propias necesidades, lleve a cabo el mayor número posible de actividades de forma independiente.
- Seguridad: que las actividades se ejerciten de forma suficientemente segura, sin correr riesgos innecesarios
- Confort: que se garantice la mayor comodidad posible.
- Limitaciones a la accesibilidad
- Si la persona tiene alguna limitación que la hace diferente, surgen las dificultades.
- El desplazamiento genera dificultades de:
- Maniobra: las que limitan la capacidad de acceder a los espacios y moverse dentro de ellos.
- Cambio de nivel: las que se presentan cuando hay que salvar desniveles.
En el uso de los espacios, aparecen dificultades de:
- Alcance: las que tienen su origen en una limitación de la posibilidad de llegar a objetos y percibir sensaciones.
- Control: como consecuencia de la pérdida de capacidad para realizar acciones o movimientos precisos con las extremidades.
Será necesario considerar determinadas pautas para construir, rediseñar o adaptar un lugar en donde habitará o realizará actividades un adulto mayor considerando sus dependencias y/o la posibilidades de deterioro en el futuro.
El anciano con deterioro es incapaz de velar por su propia seguridad: es probable que no sea capaz de saber las consecuencias de sus actos; puede haber olvidado para lo que sirve un objeto; no darse cuenta de su incapacidad para hacer las cosas que antes realizaba e intentar hacerlas,como tampoco aprender de sus errores.
La arquitectura debe entonces adaptarse a la persona y no a la inversa, considerando los aspectos de la vida diaria que se realizan en los distintos ambientes. Un lugar accesible no debe tener en su interior barreras arquitectónicas para ser considerado seguro para la residencia o concurrencia del adulto mayor.
Al contrario de lo que generalmente se piensa, muchas veces no son necesarias grandes modificaciones que impliquen inversiones costosas, por el contrario, pequeños cambios en las estructuras actuales pueden generar un espacio amigable para la tercera edad.
Tipo de usuarios
La heterogeneidad de limitaciones que se pueden hallar entre las diversas personas es una de las principales dificultades para proponer soluciones arquitectónicas que permitan la accesibilidad a toda la población. Sin embargo, existen ciertas características comunes que permiten llegar a definir tres grandes grupos de población con necesidades de accesibilidad semejantes:
- Ambulantes
- Usuarios de silla de ruedas
- Sensoriales (visuales, auditivas)
Funcionalidad
Las condiciones arquitectónicas del hogar influyen en la calidad de vida de cualquier ser humano y en particular de la persona anciana, que generalmente dispone de menos recursos físicos y psicológicos para contrarrestar las deficiencias constructivas que pueda presentar.
En ciertos casos, pueden ser las deficientes condiciones arquitectónicas de las viviendas, las causas que aconsejen el traslado del anciano a un establecimiento geriátrico y viceversa, una vivienda adecuada a las necesidades de las personas de edad avanzada, permitirá prolongar la permanencia del anciano en su propio hogar.
Criterios funcionales
Garantizar el desplazamiento por un edificio exige prever itinerarios accesibles, que unan los diversos espacios entre sí y con el exterior. Estos itinerarios deben reunir cuatro criterios funcionales básicos:
- Que sean llanos o con pendientes suaves.
- Que sean lo más cortos posible
- Que tengan un ámbito de paso libre de obstáculos (anchos como para que quepan las sillas de ruedas y libres de obstáculos a media altura que resultan muy peligrosos para los invidentes).
- Que dispongan de elementos de apoyo y guía seguros. Es decir, pisos no resbaladizos y pasamanos que sirvan de apoyo.
- Por otro lado, para garantizar el uso de los diferentes espacios y objetos, se deben tener en cuenta cuatro objetivos funcionales para cada acción concreta:
- Que se pueda llevar a cabo también por una persona sentada: estará al alcance de todos los adultos en silla de ruedas.
- Que no sea necesario moverse de sitio mientras dura la actividad: la mayoría de las personas con limitaciones utilizan sus extremidades superiores para ayudarse en el desplazamiento; por tanto, difícilmente puedan desplazarse y actuar a la vez.
- Que se pueda prescindir de las articulaciones finas: las canillas, interruptores, picaportes de puertas, controles remotos, cubiertos, etc., deben tener un diseño que permita su manipulación por parte de quienes han perdido fuerza y destreza en las manos.
- Que cuando exista limitación o pérdida de un sentido básico (la vista o el oído), se disponga de los medios para que la información que no se percibe a través del sentido deteriorado se reciba a través de los demás sentidos; básicamente será el oído y el tacto en los invidentes, y la vista y el tacto en los sordos.
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A medida que nuestros adultos mayores envejecen, se vuelven más frágiles, perdiendo autonomía y aumentando la dificultad para moverse, realizar actividades diarias y la posibilidad de accidentes. En el caso de existencia de una demencia en la persona mayor los riesgos y posibles accidentes en el hogar y en residencias geriátricas son aún mayores. Por ello, se hace necesario consideraciones de la arquitectura geriátrica para adaptar la vivienda del adulto mayor, favoreciendo el envejecimiento en su hogar para que pueda permanecer en su entorno el mayor tiempo posible, mejorando consecuentemente su calidad de vida.
Uno de los errores más comunes es que la familia del adulto mayor, decide realizar adaptaciones luego de que un accidente, como por ejemplo una caída en el baño, ha sucedido. Es importante actuar antes, fomentando la prevención de accidentes en el hogar, realizando las mejoras necesarias cuando se detecta la fragilidad del adulto mayor.
En el caso de instituciones para adultos mayores como centros de día, garantizar la máxima seguridad y confort, son claves para un servicio adecuado.
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Docentes
DR. HUGO R. VALDERRAMA
Médico geriatra Máster en Gerontología Social
Director de la Licenciatura en Gerontología Universidad Católica de Santa Fe.
MTER. ANGELES VALDERRAMA
Master en Diseño y Decoración de Interiores
Experta en Home Staging
Los autores del curso combinan, a través de sus disciplinas formativas, las dos grandes áreas de la Arquitectura Geriátrica: Medicina y Diseño, logrando la integración de los conocimientos claves en una lectura sencilla y amena.