Buen morir... La importancia del acompañamiento
Charles Corr (1992) desde su teoría trata de determinar que es una muerte apropiada y hace una interpretación en su “planteamiento de la asistencia terminal basado en las tareas”. Para ello plantea cuatro tareas para obtener una muerte digna y un buen morir, las cuales se refieren a lo que se espera cuando se padece una enfermedad terminal:
- Se quiere reducir al mínimo las dificultades físicas, evitar al máximo el dolor debilitador.
- Se quiere potenciar al máximo la seguridad psicológica, reducir el miedo y la angustia, y sentir que se controla el proceso de morirse.
- Se quiere mejorar las relaciones sociales significativas, estar lo más cerca posible de las personas que más importan.
- Se quiere favorecer la espiritualidad y sentir que la vida fue íntegra y con unos objetivos.
Con lo cual si se logra cumplir con estas tareas se estaría colaborando con un buen morir. En estas tareas quedan plasmados los distintos actores que deben intervenir para lograr un buen morir, desde los profesionales de la salud (médicos, enfermeras, psicólogos) pero sobre todo tienen un papel fundamental el rol que cumple la familia en este proceso de llegar a la muerte. La relación que se tenga con el adulto mayor es fundamental para lograr un buen morir, una palabra dicha con afecto se procesa y metaboliza de manera distinta a una palabra desde la distancia, tener una actitud afectiva, miradas, gestos, palabra que demuestre afecto mueve serie de neurotransmisores que hace que el adulto mayor se sienta acompañado en tramo último de la vida.
Para un buen morir se necesita acompañamiento
Como consecuencia inmediata de la inaceptabilidad de la muerte, lamentablemente resulta absolutamente difícil y complejo acompañar a quien sufre; esta experiencia se convierte en una tarea complicada de la que se prefiere huir, no enfrentarse a ella. El acompañar a quien esté cerca de la muerte aproxima y acerca a la propia muerte con lo cual se movilizan un torbellino de emociones, tristeza, enojo, miedo, incertidumbre hasta lograr la aceptación de la muerte de la otra persona, pero también comienza el proceso de aceptación de la propia muerte.
El acompañar a un adulto mayor cercano a la muerte va a salpicar a todo el resto de las actividades que se realiza en el resto en la cotidianidad. Afecta de manera intensa desde lo intelectual, social, económico, pero sobre todo interfiere en lo emocional muchas veces generando un desgaste en el círculo familiar.
Como se expresó en anteriormente, el acompañar a un adulto mayor que esté próximo a la muerte es una tarea compleja que requiere de ciertas habilidades y acciones que serán objeto de estudio en las próximas unidades sin embargo a través del acercamiento y acompañamiento sincero, empático y amoroso se lograra realizar un acompañamiento de manera eficaz tanto para quien va a morir como para quien acompaña. El buen morir se relaciona con asistencia humanizada, no requiere grandes saberes ni conocimientos acerca de la enfermedad sino un conjunto de habilidades que están unidas por un único hilo conductor del amor manteniendo siempre la autonomía y su dignidad del adulto mayor. Los beneficios de un buen morir repercuten no solo en quien muere sino en las personas que acompañaron este proceso dado que les facilitará lograr un duelo sano.
¿Cómo acompañar al adulto en su proceso de muerte?
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