Articulo

Cuidador familiar: 4 consejos para cuidarse (autocuidado del cuidador)

Sobre el autoconcepto
•  Aceptar que las reacciones de agotamiento son frecuentes e incluso previsibles en un cuidador. Son reacciones normales ante una situación “límite” en la que se necesita apoyo. •  No olvidarse de sí mismo poniéndose siempre en segundo lugar. El “autosacrificio total” no tiene sentido.
•  Pedir ayuda personal al detectar estos signos, no ocultarlos por miedo a asumir que “se está al límite de sus fuerzas”, ni tampoco por culpa de no ser un super-cuidador.
•  Valorar los esfuerzos que se hacen, centrarse en los éxitos de la vida cotidiana y no tanto en las deficiencias y fallos que se tengan.
Consultar a los profesionales
• Informarse de las características de la enfermedad: síntomas, evolución, tratamientos, posibles complicaciones, etc.
• Formarse a nivel práctico para enfrentarse a los problemas derivados, tales como nutrición, higiene, adaptación del hogar, movilizaciones del paciente, etc. Todo ello incrementa el sentimiento de control y de eficacia personal.
• Acudir a los grupos de ayuda mutua o psicoterapias de grupo. Se puede aprender mucho de cómo otras personas resuelven problemas parecidos a los nuestros.
• Los profesionales pueden ayudar a que se sea más asertivo. Hay que saber poner límite a las demandas del paciente; aprende a decir NO, sin sentirse culpable por ello.
• Desahogarse, expresar abiertamente las frustraciones, los temores o los propios resentimientos. Es un escape emocional siempre beneficioso.
Organizarse
• Dedicar un tiempo a planear los objetivos. Han de ser realistas, ajustarse al momento en que se realizan y con tareas alcanzables. De nada sirve negar la realidad o anticiparse a lo que puede que no llegue.
• Establecer tareas prioritarias, diferenciando lo urgente de lo importante. Ser realista y aceptar que hay cosas que no se van a poder realizar. La falta de tiempo es una de las primeras causas de agobio.
• Delegar tareas del cuidado del enfermo en otros familiares o cuidadores (sanitario o del hogar). No creerse imprescindible.
• Alternar los momentos de actividad con el descanso.
• Planificar actividades agradables en las que no esté presente el enfermo, cada día, cada semana y una vez al mes.
• Incentivar la independencia del paciente. No realizar por ellos lo que los enfermos puedan hacer por sí mismos, aunque lo hagan lentamente o mal.
• Utilizar los recursos disponibles para el cuidado del paciente: centros de día, residencias de respiro temporal o personal contratado de asistencia domiciliaria.
Cuidarse
• Intentar hacer ejercicio físico aeróbico (caminar, nadar, montar en bicicleta, bailar, etc.) todos los días.
• Mantener una dieta adecuada.
• Dormir suficiente.
• Relacionarse, obligarse a mantener el contacto con amigos y otros familiares. Los vínculos afectivos cálidos amortiguan el estrés y evitan el aislamiento.

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