Articulo

Depresión en las personas mayores

La depresión es el trastorno mental funcional más común entre las personas mayores. No es un estado transitorio de tristeza ni aburrimiento sino un compromiso severo del estado de ánimo que interfiere con el trabajo, las relaciones personales y otras actividades. Se acompaña de molestias físicas. Cuando no se trata adecuadamente persiste seis o más meses y a menudo tiene a cronificarse y prolongarse indefinidamente.


Se agudiza más en el sector de población que se encuentra entre las edades de 55 y 70 años. Según estudios realizados en EE.UU. Se estima que un 15% a un 20% de personas con más de 65 años padece de depresión clínica, y que de un 20% a un 30% presenta síntomas menos graves.
El grado de depresión varía considerablemente de una persona a otra, o en una misma persona de una época a otra. Esta variación del estado emocional puede oscilar, por ejemplo, desde sentirse triste hasta pensamientos suicidas.


Causas de la depresión
La depresión en la ancianidad se ve favorecida por acontecimientos psicosociales que predisponen el terreno para su desarrollo: viudez, pobreza, jubilación, marginación, etc. A veces el desencadenante puede ser la pérdida real o imaginaria de algo sumamente importante para la persona: el atractivo físico, la juventud, seres queridos, etc.
Otros factores son: agotamiento físico o emocional, o el uso de fármacos inadecuados. Se ha observado una marcada relación entre depresión y la cultura de las poblaciones. Es por ello que en sociedades donde los factores económicos y la participación social que se les da a los ancianos, son buenos, ellos no se ven aislados y la incidencia de la depresión es menor.


Tipos y síntomas de la depresión
La depresión es un tipo de trastorno del ánimo afectivo. Dos procesos que sólo presentan síntomas de depresión son la depresión profunda y el trastorno distímico (estado de ánimo crónicamente depresivo).

El diagnóstico de depresión profunda se puede utilizar para un episodio aislado o para un problema recurrente. A medida que las personas envejecen, los episodios recurrentes se suceden con mayor frecuencia y pueden durar más tiempo.
Otros trastornos afectivos que pueden presentar elementos depresivos son: trastornos bipolares, ciclotímicos y atípicos.
Es importante señalar que una angustia temporal por la muerte del cónyuge, que no reviste mayor trascendencia, no es considerada como enfermedad mental, y no debería confundirse con la depresión. Sin embargo, una angustia prolongada o inusualmente grave puede derivar en un episodio de depresión profundo.
A una persona que reacciona con una inadaptación a un elemento desencadenante conocido, se le diagnostica un trastorno de adaptación. Se altera su funcionamiento social y ocupacional. Cuando el elemento desencadenante desaparece, la persona es capaz de funcionar satisfactoriamente. Si no se puede retirar el elemento desencadenante, entonces la persona aprende a adaptarse en un nuevo nivel.

El síndrome depresivo comprende síntomas somáticos, cognitivos y afectivos:s

  • Autorreprobación por sentimientos de angustia y culpa.
  • Carencias de valor.
  • Suicidas.
  • Obsesivos.
  • Retraimiento
  • Pérdida dedeseo sexual
  • Agitación
  • Movimientos lentos
  • Llanto
  • Propensión a llorar
  • Compulsión
  • Dependencia
  • Irritable
  • Asustadizo
  • Triste
  • Enfadado
  • Desesperado
  • Indefenso
  • Indeciso
  • Insatisfecho
  • Aburrido
  • Despersonaliza do
  • Apático
  • Trastorno del apetito
  • Anorexia
  • Cambio de peso
  • Estreñimiento
  • Fatiga
  • Afecciones somáticas
  • Trastorno del sueño
  • Dificultad para concentrarse o pensar
  • Ansiedad

A pesar de que así descriptos, estos síntomas parecerían rápidamente identificables en cualquier persona, a menudo el personal del equipo interdisciplinario los pasa por alto, y se centra en los problemas físicos más evidentes, ya que algunos consideran la depresión como un componente normal en el proceso de envejecimiento, aunque no sea así.
Valoración
Es necesario utilizar una valoración detallada con el fin de poder detectar los muchos problemas que aparecen asociados con el envejecimiento. Resulta esencial hacer una historia clínica encaminada a extraer información acerca de los cambios de vida y de las pérdidas que haya sufrido el paciente, así como de los signos y síntomas de depresión. Existen escalas escalas para valorar la depresión, ver Módulo: Valoraciones geriátricas.


Intervenciones del Equipo Interdisciplinario

Se deberán tener considerar:
1. Los sentimientos y actitudes del los profesionales del equipo interdisciplinario: Al trabajar con ancianos depresivos se debe analizar la actitud personal ante el hecho de envejecer pues las actitudes negativas o las pocas esperanzas hacia la recuperación, pueden ser muy perjudiciales para los ancianos. Por otra parte se debe analizar objetivamente la situación para evitar la depresión del personal de cuidado.
2. Animar al anciano a que se exprese libremente: favorecer la “catarsis”.
3. Aumentar la autoestima: proporcionar programas con tareas y actividades a realizar cada día. Esto da al paciente “algo en que pensar” y además a medida que se van realizando las tareas, la autoestima mejora.
4. Cuidado de los problemas físicos: ingesta, eliminación de fluidos, cantidad de alimentos.
5. La hipocondría: se debe controlar la irritación que las continuas quejas provocan y manteniendo la objetividad tratar de comprender el problema del paciente.
6. La dependencia: se debe estimular la independencia con el fin de que el cuidado sea más terapéutico.
7. Regresión: se debe evitar tratar a los mayores como si fuesen niños.
 8. El sentimiento de ira y de culpabilidad: habituales en los pacientes con depresión,estos sentimientos pueden desaparecer si se exteriorizan.
9. Precauciones frente al suicidio: prever la posibilidad de que se podría producir un comportamiento suicida.
10. Terapia de grupo: los diagnósticos abiertos ayudan a aliviar sentimientos de culpabilidad y de ira.
11. Medicamentos: los antidepresivos tricíclicos son los medicamentos que más se suelen utilizar para el tratamiento de los ancianos.
12. Plan de asistencia de cuidados: se deberá realizar una valoración continua con la finalidad de ir adaptando las prescripciones al estado del paciente.
13. Terapia de familia: un intercambio de sentimientos puede ser necesario para que se restauren relaciones entre el paciente y su familia.
14. Asistencia a paciente externo: estos pacientes concurren a las instituciones para una terapia de grupo, o individual, y para que se les facilite el seguimiento y la medicación. Las visitas a domicilio sirven para valorar el entorno y prestar apoyo a la familia y al paciente.
15. La transferencia del paciente a los servicios apropiados: si se advierte que el paciente está empeorando de modo progresivo, se debería pedir la asistencia de los servicios adecuados.
  

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