Duelo de la familia del adulto mayor
Al definirse duelo como proceso se entiende que es un periodo determinado en el tiempo, que cuenta con un principio (cuando se produce la muerte), un desarrollo (se dan las distintas manifestaciones físicas, cognitivas y emocionales) y un final (se da la aceptación de la pérdida). Es una idea clave de comprender y esperanzador para quien sufre una pérdida, que el duelo es solo un proceso y como tal tiene un momento de culminación, es decir que luego de un tiempo la persona logra adaptarse y aceptar la pérdida.
Cuando la pérdida es un resultado inesperado el modo de expresarlo tiene una forma diferente de cuando se trata de una pérdida anunciada y acompañada, ya que en general las personas ponen en marcha un mecanismo natural por el cual se anticipan imaginariamente a la situación. Cuando se acompaña a un adulto mayor hasta la muerte el proceso de duelo no comienza con el hecho de la muerte en sí misma, sino que previa e internamente se va originando un preduelo, la persona comienza a elaborar y a acomodarse a la situación de pérdida por venir.
Una vez que la muerte llegó a ese adulto mayor que se estuvo acompañando, comienza un nuevo y complejo camino a recorrer, que tiene que ver ya no con el acompañar a otro sino darse el tiempo y la atención para uno mismo. A la pérdida le sigue un periodo de luto, de aflicción y de expresión de distintas emociones, cabe utilizar el término ya empleado en clases anteriores de abanico de emociones, manifestándose una amplia, variada y extensa gama de pensamientos, de sentimientos, emociones y conductas que se ponen en evidencias en distintas intensidades y de manera simultánea.
Si bien a lo largo de la vida, el acompañante fue manteniendo diferentes y pequeñas experiencias de muerte, desde que se nace se pierde, en primer lugar ese lugar de bienestar en el útero materno, luego los juguetes que se pierden o se rompen, el jardín de infantes, con su maestra amorosa para abrir paso a otra etapa en la escuela primaria, el cuerpo de la infancia para transformarse en el del adolescentes con todas sus crisis, o alguna experiencia de amor que se perdió esto es solo una pequeña lista a fin de poner de relieve que el ser humano se enfrenta a diario con distintos tipos de pérdida y que estas van armando, preparando y dotándolo de herramientas para enfrentar una de las pérdida más grandes que es la muerte de un familiar.
Aun así, teniendo las distintas experiencias de muerte y la posibilidad de haber acompañado de manera amorosa, comprometida y cálida a ese familiar, de haber cumplido con las pautas esperables para el autocuidado no se puede evitar el dolor y el sufrimiento dado que la pérdida de un familiar querido es uno de los acontecimientos más estresantes y dolorosos de la vida.
¿Cómo acompañar al adulto en su proceso de muerte y al familiar en el proceso de duelo?
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