Articulo

Sobrecarga del cuidador de la persona mayor terminal, prevención

Muchas acompañantes se sienten cansados, abatidos es decir que presentan una crisis de cuidado y por sentirse de esta manera puede surgir la culpa, por tener la necesidad de tener un ratito para sí mismo considerándose no merecedor o cuando la situación es extrema más de una vez el acompañante desea la muerte del adulto mayor lo cual produce mayor culpa. Sin embargo, cuando se llega a un real proceso de aceptación de la muerte esta culpa disminuye.

Como se expresó anteriormente el cuidar y acompañar a un anciano en el último periodo de su vida, es muy complejo y requiere de mucha organización, dado que la persona habitualmente debe continuar con las tareas que desarrolla cotidianamente y se le agrega esta nueva y difícil función de acompañar.

Principalmente las acciones a llevar a cabo para preservar la salud y bienestar están relacionadas con el autocuidado, es decir con el cuidado propio personal de quien acompaña. El autocuidado debe ser practicado por convicción, sino se transforma en una exigencia más con lo cual aumentaría la sobrecarga y por ende el descuido al anciano en proceso de morir.


Autocuidado
La persona que acompaña debe tener la premisa de que en primer lugar debe ocuparse de su propio bienestar para luego poder ocuparse del bienestar del adulto mayor que acompaña y realizarlo desde el afecto y entrega amorosa.

Tabon definió al autocuidado como “las prácticas cotidianas y a las decisiones sobre ellas, que realiza una persona, familia o grupo para cuidar su salud; estas prácticas son destrezas aprendidas a través de toda la vida, de uso continuo, que se emplean por libre decisión, con el propósito de fortalecer o restablecer la salud y prevenir la enfermedad”.

Todo acompañante debe tener un plan a modo de guía personal de cómo va a desarrollar el autocuidado. Se sugiere tenerlo por escrito como se tiene cualquier receta de medicación, una lista de todas las acciones a llevar que impliquen el cuidado personal. Cabe que la persona se pregunte ¿Qué me gusta hacer? Y comience detallando cada una de las acciones que le producen bienestar para luego organizar en qué momento del día podrá realizarlas. Es importante que al menos una o dos veces al día la persona se tome un tiempo para desarrollar alguna de estas actividades placenteras además de las que implican un cuidado básico como es una alimentación balanceada, descanso y actividad física. El autocuidado es el “remedio” más eficaz para acompañar de manera amorosa y cálida a un anciano próximo a morir. Si la persona que acompaña se encuentra emocional y físicamente saludable logrará desarrollar la tarea acorde a las necesidades, sucede todo lo contrario si el acompañante sufre la presencia de síntomas no podrá entregarse de manera completa e integral.

Si bien lo que implica el autocuidado es muy subjetivo, según las necesidades y gusto de cada persona que acompaña es importante incluir las necesidades básicas, actividades recreativas, culturales, religiosas, actividad física, puede ser muy oportuno poner en práctica la técnica de relajación de Jakobson que se vio en clase anterior.

Organización familiar
Si bien es importante contar con un miembro de la familia que sea el portavoz y dirija la situación familiar, es importante distribuir funciones y roles entre todos los integrantes del equipo familiar para que todos sean partícipes y no se genere una sobrecarga en una sola persona. Para esto es importante realizar reuniones donde todos estén presentes y se puedan hacer cargo de una determinada tarea, luego es importante realizar una evaluación de cómo se están desarrollando las actividades y si es necesario poder realizar los cambios pertinentes. Estas reuniones facilitan la comunicación en la familia y a su vez favorecen el proceso de vivir-morir. En la actualidad no se deben desaprovechar los beneficios de la tecnología que permiten estar en contacto permanente, aun así, no se deben destacar los encuentros presenciales. La familia debe funcionar como un verdadero trabajo en equipo para evitar la claudicación y a su vez es uno de los factores más importantes que contribuyen a tener una buena muerte.

Es muy frecuente que un grupo familiar que le toque acompañar a un adulto mayor cercano a la muerte se produzcan malentendidos, distanciamientos, peleas y enojos frecuentes. Es importante que estas situaciones sean abordadas de manera rápida para que influya lo menos posible en la dinámica y estabilidad familiar y a su vez no repercuta en la calidad de vida del anciano terminal.

Comunicación directa con los profesionales
Es importante que la familia que acompaña conozca en primera instancia de que se trata la enfermedad, cuáles son los tratamientos posibles y cuál es el pronóstico, luego cuando la enfermedad avanza es importante que la familia y el equipo de salud continúen con comunicación fluida y directa. El conocer permite anticiparse y no asustarse Poseer una información clara y ajustada a cuál es la situación clínica del paciente permite que el cuidador-familiar pueda poner en marcha estrategias de manejo y afrontamiento adecuadas, favoreciendo un cuidado más constructivo y disminuyendo alteraciones emocionales de tipo ansioso, depresivo.

Recurrir a cuidadores externos
Si bien es importante considerar la situación económica particular de cada familia es muy beneficioso contar con el apoyo de acompañantes extras al núcleo familiar que puedan ocuparse del anciano. Esto cada familia lo debe evaluar según su propia economía, pero también sus propias ideologías, es frecuente que algunas familias no desean que ingresen personas extrañas a la rutina y privacidad familiar.

Institucionalizar al anciano
El que el adulto mayor cercano a la muerte ingrese a una institución geriátrica puede de alguna manera disminuir las actividades del acompañante principal, pero se debería evaluar las repercusiones emocionales que trae aparejado tanto en el adulto mayor como en la familia el hecho de ingresar a una residencia.

Participación por parte del anciano potenciar su autonomía
Es muy interesante que el adulto mayor desarrolle mínimas funciones siempre que su salud se lo permita, y no que el acompañante realice todo por él. Ya se ha desarrollado lo perjudicial que es en el proceso de morir el hecho de sobreprotección, es óptimo cultivar y sostener la autonomía del anciano desarrollando el máximo su potencial.

Formación
La formación permanente tanto de la familia como en el caso que exista un cuidador formal como ya se vio es un requisito fundamental para lograr hacer la tarea de manera adecuada y eficiente. La actualización profesional, se transforma en un instrumento básico y facilitador para comprender lo que ocurre a diario en el proceso del acompañamiento. Solamente adquiriendo conocimientos, el cuidador puede transformarse en un recurso humano calificado para el cuidado de otros seres humanos.

Momentos de reflexión
El cuidador necesita tomarse un tiempo para reflexionar, pensar y resolver las situaciones que se enfrenta a diario como puede ser la angustia que genera la atención de enfermos terminales y mucho más aún si es un familiar, o la culpa por las propias reacciones de impulsos o el propio cansancio y malestar que pueden ocasionar ciertos pensamientos de que de que todo se termine deseando muchas veces que el adulto mayor muera. Es relevante que el que acompañe elabore estos sentimientos para no obstaculizar el proceso de muerte digna y la elaboración de un duelo patológico.

Apoyo psicológico
En el caso que la sobrecarga genera sintomatología que lleven a un diagnóstico psicológico como un trastorno depresivo o de ansiedad u otro es primordial que se realice la consulta pertinente con profesionales del área de salud mental. Sin embargo no se debe esperar hasta que los síntomas o señales del cuerpo se transforme en diagnósticos precisos para realizar una consulta, previamente el acompañante puede recurrir a este tipo de ayuda por ejemplo cuando en lo único que piensa es en el anciano terminal, no logra disfrutar de sus actividades, se siente desanimado o desea buscar un espacio de escucha y de asesoramiento a través de herramientas o técnicas puntuales para sobrellevar el acompañamiento de la mejor manera posible.

Apoyo espiritual
Es menester que el acompañante busque ayuda y apoyo espiritual según su propia creencia a fin de no solo lograr sobrellevar y lograr la aceptación de la pérdida, sino también contar con un espacio para reflexionar acerca de la trascendencia de la vida.

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