Sobrecarga en cuidadores de ancianos ¿Qué ayudas existen?
Programas de apoyo e intervenciones
Dada la importante contribución que realizan los cuidadores de mayores dependientes, resulta esencial evitar que se quemen, que se agoten. Una estrategia para conseguirlo sería eliminar la situación (esto es, terminar con el cuidado), pero esto no siempre es posible, y en ocasiones tampoco es ni lo deseado por los cuidadores ni lo deseable para las personas mayores a las que cuidan. Por ello, el objetivo ha de ser, en la mayoría de los casos, permitir a los cuidadores desempeñar su rol en las mejores condiciones posibles, tanto para ellos mismos como para los mayores a los que prestan su ayuda. Las intervenciones desarrolladas para ello han sido muy heterogéneas, tanto en sus objetivos como en sus contenidos y formatos.
No obstante, y de un modo muy general estas se pueden agrupar en:
- servicios de apoyo formal,
- programas educativos,
- grupos de ayuda mutua e intervenciones psicoterapéuticas;
si bien la utilización conjunta o combinada de varias de estas opciones es también habitual.
Apoyo formal
Consiste en la prestación de servicios comunitarios para suplir temporal o parcialmente las funciones de los cuidadores informales. Incluye los denominados ‘servicios de respiro’ (esto es, centros de día, servicios de ayuda a domicilio, estancias temporales en residencias).
Estos servicios pueden constituir una alternativa al apoyo informal (es decir, son utilizados por personas mayores que por una u otra razón no pueden ser atendidos por sus familiares), pero también pueden constituir una ayuda complementaria. En este sentido, además de facilitar la labor de los cuidadores, pueden proporcionar a los mayores unos servicios especializados que atienden a sus necesidades.
Su objetivo último es que los cuidadores puedan disponer de forma programada de tiempo libre de respiro, para realizar actividades lúdicas, sociales o de otro tipo que no pueden hacer habitualmente. De este modo se intenta, en el largo plazo, evitar o al menos retrasar la institucionalización permanente del mayor dependiente.
Programas educativos
Se trata de proporcionar información, de forma progresiva y estructurada, sobre la enfermedad del mayor dependiente, sus consecuencias y el manejo de los diversos problemas asociados a su cuidado.
Aunque la diversidad de contenidos es amplia, en la mayoría se informan sobre las dificultades más comunes por las que atraviesan los familiares afectados (por ejemplo, evolución prevista de la enfermedad, problemas de movilización, incontinencia, caídas, problemas legales y económicos) así como sobre posibles soluciones, estrategias y recursos para hacerles frente.
Estos programas tienen como objetivo principal que el cuidador se sienta seguro, reduzca su incertidumbre y pueda desempeñar su papel lo mejor posible.
Se asume que dar el conocimiento adecuado sobre la enfermedad del familiar, la problemática asociada y su manejo, así como de los servicios y recursos disponibles, ayuda a los cuidadores a hacer frente a los retos que se les plantean.
Se trata, pues, de maximizar la independencia, seguridad y bienestar del mayor, a la vez que se intenta reducir el malestar de los cuidadores.
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Grupos de ayuda mutua y dinámica de grupos
Se trata de grupos de ‘iguales’ para ayudarse unos a otros. Estos grupos permiten establecer contacto entre distintos cuidadores, como medio para conseguir apoyo, consejo, protección y acompañamiento durante el proceso de cambio al que se ven sometidos.
Son un espacio, un lugar de encuentro, donde los cuidadores se sienten comprendidos, escuchados y apoyados. Estos grupos les proporcionan la oportunidad de conectar con otras personas con problemas e intereses comunes, tratando de crear empatía entre los distintos participantes, al mismo tiempo que permiten compartir y aprender estrategias e información que a otros cuidadores les han sido útiles en el desarrollo de su rol.
El objetivo de los grupos de ayuda mutua es facilitar a los cuidadores el reconocimiento de que otras personas tienen problemas similares a los suyos, proporcionar una oportunidad para intercambiar ideas y estrategias para hacer frente a esos problemas, y brindar apoyo emocional. Indirectamente los grupos de ayuda mutua proporcionan también un tiempo de respiro durante la asistencia a las reuniones.
Este tipo de grupos ayudan a reducir el aislamiento en el que suele encontrarse el cuidador. De hecho, es frecuente que los cuidadores con los que comparte el grupo pasen a formar parte de la red de personas significativas de cada cuidador.
En la actualidad, la incorporación de las nuevas tecnologías está haciendo que comiencen a crearse grupos de ayuda mutua a través de Internet.
Intervenciones psicoterapéuticas
Son intervenciones que implican una relación terapéutica entre el cuidador y un profesional de la salud mental. El terapeuta habitualmente ayuda al cuidador a ser consciente de su situación, a reestructurar los pensamientos que mantienen conductas problemáticas, se les ayuda a desarrollar habilidades y estrategias para afrontar los múltiples problemas con que se encuentran, a organizar el tiempo, a llevar a cabo, en la medida de lo posible, actividades gratificantes.
El objetivo fundamental de estas intervenciones es conseguir la mejor adaptación posible del cuidador a su situación, dotándolo de estrategias para manejar adecuadamente la problemática a la que se enfrentan. Se pretende conseguir una mejoría de los síntomas, un mejor estado emocional y un menor sufrimiento personal, a través de la modificación de conductas, pensamientos y emociones desadaptativas.
Aunque sus formatos son múltiples y variados, predominan programas multicomponentes de orientación cognitivo-conductual, que incluyen entrenamiento en control de la activación, reestructuración cognitiva, entrenamiento en solución de problemas e incremento de actividades gratificantes, a los que pueden añadirse otros elementos (por ejemplo, entrenamiento en autoinstrucciones, en asertividad).
Para su aplicación se utilizan diversas técnicas (discusión en grupo, role-playing, lecturas, materiales audiovisuales). Su formato puede ser individual o grupal, si bien es más frecuente esta última, y de tiempo breve (entre 8 y 10 semanas habitualmente), en un intento de adaptarse a la escasa disponibilidad de tiempo de los cuidadores. Esto ha hecho que también se hayan desarrollado algunas aplicaciones a distancia, recurriendo para ello fundamentalmente al contacto telefónico.
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