Articulo

Valoración geriátrica, cómo surgió?

Antecedentes

El concepto de valoración o evaluación geriátrica nació en Gran Bretaña en los años 1930- 1935 con la gran intuición de Marjorie Warren que trabajó como enfermera supervisora. En las salas de enfermos crónicos, se encontró con muchos ancianos que presentaban varias enfermedades no diagnosticadas, ni tratadas, en cama, incapacitados o inválidos. Marjorie evaluó sistemáticamente a estos pacientes e incorporó programas de movilización y rehabilitación, los que pudieron sacarlos de la cama, hacerlos caminar, y en muchos casos, integrarlos de nuevo en la familia y en la comunidad. Este acontecimiento dio inicio al concepto de unidades especiales de valoración geriátrica en las que se realizaba un diagnóstico integral, en donde no sólo se valoraban las enfermedades que padecía, sino también de sus capacidades de las esferas funcional, mental y social.
Una de las ideas principales de M. Warren era valorar adecuadamente a estos pacientes con un doble fin: mantenerlos en sus domicilios y evitar el ingreso en instituciones de larga estancia. De esta manera comenzó en el Reino Unido la “atención geriátrica progresiva” que implicaba la valoración o asesoramiento de los pacientes ancianos que podían ser trasladados a la unidad de media estancia o rehabilitación, al hospital de día o al propio domicilio del anciano con ayuda médica y de enfermería.
El resultado exitoso de este programa contribuyó a la inclusión en el año 1948 de la medicina especializada en geriatría en el Sistema nacional de salud en Reino Unido.
Los programas de valoración se extendieron y generalizaron para implementarse en una gran cantidad de países desarrollados, trascendiendo el ámbito hospitalario y utilizarse en forma universal en ámbitos ambulatorios y domiciliarios.
La efectividad demostrada de la aplicación de los programas de valoración se vieron confirmados entre los años 70 y 80 en EEUU, España e Italia se realizaron estudios con grupos control en unidades de evaluación geriátrica, demostrando la eficacia del método y su utilidad. Los ensayos controlados demostraron mejoras en los parámetros medidos: reducción de mortalidad, mejoría funcional del adulto mayor, disminución de tasas de reingresos hospitalarios y mejor utilización de recursos con un ahorro en los costos.
En los años 90, el interés se centró en la valoración de los ancianos considerados frágiles y actualmente se amplió a la evaluación de cuidados paliativos y de carácter permanente en los adultos mayores.


Destinatarios
De acuerdo con Carlos D´Hyver de las Dese, se considera paciente geriátrico aquel que cumple 3 o más los siguientes criterios:

  • Edad superior 60 años (algunos países consideran 75 años de acuerdo a su expectativa de vida).
  • Presencia de múltiples patologías.
  • Presencia de enfermedad que posee características incapacidad.
  • Enfermedad mental
  • Problemática social relacionada con su condición de salud

Momento de aplicación
Se ha demostrado que cuanto antes se realice la VGI más eficaces serán las propuestas terapéuticas e intervenciones en distintas esferas que actuarán en forma preventiva con el objetivo de preservar la calidad de vida en forma global.
Toda a partir de los 55/60 años, puede beneficiarse, el reto es convertir el máximo de personas con envejecimiento usual en personas con envejecimiento exitoso.


Objetivos
De acuerdo con Carlos D´Hyver de las Dese se definen los siguientes objetivos:
1. Mejorar la exactitud del diagnóstico (contempla áreas clínicas, funcionales, mentales y sociales).
2. Identificar problemáticas relacionadas no diagnosticadas previamente.
3. Establecer un manejo integral (cuádruple) adecuado y adaptado a las necesidades particulares de la persona.
4. Mejorar la funcionalidad física y mental, con mediciones objetivas.
5. Mejorar la calidad de vida.
6. Conocer y reconocer los recursos del paciente y su entorno social, accesibilidad a las actividades que promuevan la salud.
7· Situar al paciente en el nivel médico social adecuado a sus necesidades. Para determinar qué profesionales de la salud deben involucrarse.
8. Reducir ingresos hospitalarios e institucionales, manteniendo en el hogar las mejores condiciones de vida para el paciente.
9· Determinar la situación actual del cuidador, su actividad y problemas

Beneficios
De acuerdo con estudios realizados por equipos interdisciplinarios, podemos destacar los siguientes:

  • Mejoría en el número y calidad de los diagnósticos. Identificación de problemas previamente no diagnosticados.
  • Mejoría del nivel de función física.
  • Disminución de la toma de medicamentos.
  • Mejoría en la función cognitiva y afectiva.
  • Disminución de la tasa de institucionalización con mejor aprovechamiento de los recursos.
  • Disminución de los ingresos y estancias en hospitales generales.
  • Incremento del uso de servicios de atención domiciliaria.
  • Disminución de los costos de la atención médica.
  • Incremento de la supervivencia.
  • Mejoría del grado de satisfacción del paciente.
  • Determinación de criterios de admisión de los servicios a fin de brindar especialización y cuidado de calidad.

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